Pone un explosivo en una excavadora de una empresa de Castellbisbal - NIUS

2022-11-10 15:38:20 By : Ms. Jay Wong

Unas huellas dactilares señalan a un extrabajador juzgado por presuntamente poner explosivos en el motor de una excavadora de una empresa de obras de Castellbisbal (Barcelona).

El juicio ha empezado este jueves en la Audiencia de Barcelona y han declarado en calidad de testigos varios excompañeros, agentes de los Mossos d'Esquadra y peritos que examinaron el artefacto, colocado entre el 9 y el 10 de marzo.

Varios mossos han explicado que recibieron una llamada que les alertaba de que se había encontrado una garrafa de plástico "con cables, un líquido en su interior y algo empaquetado" en el motor de la máquina, entre dos comunidades de la localidad.

Los agentes activaron a los Tedax, y preguntaron a los trabajadores de la empresa si había alguno descontento o si algún vecino tenía algún problema con la obra que se estaba construyendo.

"En un inicio no había convencimiento de que hubiera sido alguien muy claramente", ha relatado uno de los policías. Pero en la investigación detectaron en la propia garrafa una huella dactilar del hombre acusado, que tiene antecedentes.

Observaron también que había hecho búsquedas por Internet de temas de informática, programación, ordenadores y robótica, por lo que pidieron una orden de entrada y un registro en su piso.

Allí encontraron una caja de cerillas "solamente con los palos", por lo que se había cortado la parte del fósforo. En la mesa del comedor había objetos electrónicos, un microprocesador, placas, temporizadores, documentos manuscritos y apuntes de programación electrónica.

Asimismo, el perito que investigó el explosivo ha asegurado que el artefacto tenía un sistema muy sofisticado que se utilizaba en otros países de Europa y que era la "primera vez que lo había visto en España".

Aunque otro agente del Tedax ha sostenido que el explosivo carecía de pericia en las conexiones eléctricas y de conocimientos de soldadura.

El dueño de la empresa, que ha declarado en calidad de testigo, ha explicado que conocía al acusado porque eran amigos del barrio, y que posteriormente lo contrató, pero que al cabo de unos meses el acusado dejó el trabajo.

Ha expresado que unos días antes del incidente en la obra donde trabajaban las cuatro personas, sufrieron "otro sabotaje en las máquinas", donde alguien había puesto azúcar en los depósitos de las excavadoras.

Por eso, revisaban casi diariamente las máquinas y así fue como descubrieron el explosivo que tenía como objetivo acabar con la vida de los obreros.

Respecto al acusado, varios trabajadores de la empresa han manifestado que es una "persona violenta, un tío que no se corta un pelo a la hora de soltar la mano", racista, que generaba discusiones dentro de las obras y mal rollo con otros compañeros.

El juicio seguirá este viernes con la declaración del propio acusado y otras periciales.

La Fiscalía pide 56 años de prisión por cuatro presuntos delitos de asesinato en grado de tentativa y un presunto delito de tenencia de explosivos, mientras el abogado de la defensa pide la absolución.